Puede ocurrir que un día entremos en casa y nos demos cuenta de que hay un olor no muy agradable saturando el ambiente. Tras olisquear varias estancias descubrimos que la culpable es una alfombra que huele mal.
Nos preguntamos si existe algún truco para que recupere su frescor inicial, y la respuesta es que sí. En este artículo te contamos las causas de olores más frecuentes, cómo eliminarlos y cómo prevenirlos para que no vuelvan a pasar.
¿Por qué algunas alfombras huelen mal?
Hay muchos motivos por los que una alfombra puede oler mal. La humedad es uno de ellos, así como los hongos y ácaros que se aprovechan de dicha humedad y que a veces incluso nos dan alergia.
Junto a estas causas frecuentes también se encuentran las que dejan nuestras mascotas a su paso. Restos de comida que arrastran a la alfombra, su propio pelo, e incluso restos de orín con los que han marcado la vivienda.
También es posible que llevemos tiempo sin lavar la alfombra, una situación frecuente con las alfombras fijas. Para que tengan un olor extraño no es necesario que les haya caído algo encima.
Es normal que los tejidos absorban los olores de alrededor, como el del aceite de cocinar o nuestro propio olor corporal. Incluso aunque no parezca sucia, debemos lavar nuestras alfombras de vez en cuando para evitar estos olores.
¿Cómo eliminar el olor de una alfombra?
Una alfombra sucia no es lugar donde deban jugar los niños, pero tampoco sobre la que los adultos debamos pasar demasiado tiempo. Lo ideal es limpiarla de todo aquello que desprenda un olor irregular, incluso aunque sea leve.
Si nuestra alfombra huele raro es mejor eliminar cuanto antes ese olor. El motivo es doble. Por un lado, los hongos avanzan poco a poco por los tejidos, y el olor cada vez será más desagradable. Por otro, estos mismos hongos pueden deteriorar los tejidos.
Como el objetivo no es eliminar el olor, sino eliminar aquello que lo causa, lo ideal es pasar la aspiradora para retirar cualquier partícula grande que podamos quitar. Tras esto, podemos sacudir (con cuidado) la alfombra para que caigan aquellas más pequeñas que la aspiradora no haya podido coger.
Una vez que nos hemos desecho de las partículas grandes vamos a atacar a las pequeñas, así como a las bacterias y hongos, con un lavado a máquina o bien un lavado a mano. Recordando que para el lavado a máquina es conveniente contar con una lavadora especializada en tejidos delicados.
Si sospechamos que tenemos hongos o moho, lo suyo es lavar la alfombra con agua muy fría, por debajo de 5ºC, para eliminarlos. Pero si sabemos que el olor viene de otro tipo de sustancia, no será necesario reducir tanto la temperatura, y los tejidos de nuestra alfombra nos lo agradecerán.
Eliminando las partículas de olor
En ocasiones el olor parece venir de una mancha. En este caso, lo primero que tenemos que hacer es limpiar esa mancha y comprobar, una vez seca la alfombra, si se ha ido el olor.
Es posible que, incluso eliminando el origen del olor, este siga estando. El olor en realidad son partículas que se quedan alojadas en los tejidos. Por eso la ropa de los pescaderos sigue oliendo incluso tras varios lavados.
En ese caso, podemos lavar varias veces la alfombra o usar alguna sal, como bicarbonato sódico, durante unas cuantas horas. El bicarbonato sódico absorberá estas partículas de olor, y luego solo tendremos que sacudir la alfombra y pasar la aspiradora para quitar la sal.
¿Cómo evitar olores futuros en nuestra alfombra?
Eliminar los malos olores de una alfombra es un objetivo importante, pero lo es aún más el evitar olores futuros.
En nuestro artículo sobre cómo evitar que salgan humedades u hongos en las alfombras ya hablábamos de cómo la importancia de que a las alfombras las dé algo de Sol, así como que dispongan de algo de ventilación diaria, si es posible con bajas temperaturas.
Es recomendable evitar guardarlas en zonas húmedas y oscuras, o donde apenas haya ventilación. Evitaremos la proliferación de hongos, que son casi siempre lo que da mal olor a las alfombras.
Nuestro objetivo es que tengas una vivienda confortable en la que vivir experiencias maravillosas con tus seres queridos. Y eso excluye los malos olores y las alfombras sucias.
Cuidar la higiene de la vivienda, incluyendo en ella los tejidos que ocupan paredes y suelos como cortinas y alfombras, aporta un punto de calidez al hogar que lo hace más cómodo y habitable.

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